Ese día Amsterdam, en pleno Nápoles era mi guarida. El frío llevaba ya varios días ausente… la vida se había lucido el día anterior con un paseo por Roma y una maravillosa cena en Condesa. Hoy tocaba programar, pero el rumor del futuro se presentó en forma de canción…
Entre el vapor de la máquina de espresso y la preparación de las comandas. Un verso llenaba el lugar. Lo que se lograba descifrar decía algo así como: «cuida… cuida de mi vida…» A la cuarta vuelta del verso tuve que dejar de teclear… Algo en esa melodía y tono de voz me llevaban adonde quiero estar.
Me puse de pie, pregunté a quien preparaba el café si él que sonaba era Jorge Drexler. Fue a revisar. En efecto era él, pero no solo él. Se daba el lujo de estar interpretando y acompañando a Pedro Guerra. «Cuídame» (el nombre de la canción) terminó convirtiéndose en un presagio: Aún queda tanto por descubrir…
Las teclas empezaron a sonar nuevamente, pero ya todo había cambiado. Aún cuando la melodía que sonaba ya era otra. El ritmo que me movía solo sabía decir: «Cuida a quién te quiere / Cuida a quién te cuida / No maltrates nunca mi fragilidad / yo seré el abrazo que te cuida»