catorce diez veinticinco

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«…continuó sin perder la esperanza. a lo lejos el tren dejaba su huella en el viento y el estruendo de los rieles resonaba en cada una de sus fibras… como era que había aceptado estar así tanto tiempo… los minutos seguían pasando y no había señal alguna de lo que tanto añoraba… el 19 a crayola ya estaba un poco desteñido por el tiempo… pero la sensación intacta… eran ya seis años del momento en que se lo había regalado aquella sonrisa… la fecha en el calendario se repetía… el sonido de la locomotora ya era lejano … sacó de su bolsillo el 19… suspiró profundamente y se dijo: «llegó el momento…» no recordaba haber sentido tanta seguridad en toda su vida… pero el calor que nacía de su pecho era inconfundible… todo estaba pasando aquí y ahora… y ella… allá a lo lejos… también lo podía sentir…»

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